Al llegar al apartamento, nos encontramos con una puerta muy, muy estrecha – tanto que casi no cabemos con la mochila. Al llamar al timbre del casero, que está en la segunda planta, no recibimos respuesta alguna. En la reserva aparecía un teléfono de contacto, y al llamar nos atendió un hombre con voz agitada que nos dijo que se había tenido que ir por una urgencia;
Nos comentó que para entrar a la habitación necesitábamos un código de 4 dígitos, y que la clave es sencilla porque son los dígitos de la fecha de una aparición que podíamos ver cada día desde nuestra ventana. Sería sencilla si pudiéramos haber mirado primero por la ventana, pero tendremos que apañarnos.
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*La clave debe ir escrita toda en minúsculas y sin acento