Al llegar a Valencia en tren, cuando estaba saliendo de la estación del Norte rumbo al ayuntamiento, recibí la llamada de un número oculto. Al responder, una voz susurrante me dijo que su nombre era Manuel y que sabía que ya había llegado a la estación. Me quedé sorprendido. ¿Cómo sabía quién era? ¿De quién se trataba? No quiso decirme quién es exactamente ni como consiguió nuestro número, y sólo se limitó a dar más pistas sobre nuestro encuentro:
Nuestro encuentro tendrá lugar en un banco, del mismo color que el toro del escudo Borgia. Es un sitio discreto para evitar mirones y en el que el ruido, aunque relajante, oculta las conversaciones de escuchas indiscretas, cobijados tras la sombra del protector de los fueros valencianos. El nombre de este protector será la clave para que os dé tan deseada información.
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*La clave debe ir escrita toda en minúsculas y sin acento