Un par de cajas de buenos habanos importados, (cada jefe de policía tiene sus pequeños vicios) nos han abierto las puertas de este caso. El soplón se pasó por nuestra oficina a eso de las diez para recogerlos y ya bien entrada madrugada, cuando estaba apunto de coger mi gabardina y mi sombrero sonó el teléfono. Era nuestro contacto en la comisaría y según me dijo, la primera pista para ir en busca de las cadenas era descubrir el apodo del ladrón asegurándome que lo encontraríamos en algún lugar de este Paseo. Nuestro enigmático preso no ha querido colaborar, ha estado mudo como una estatua durante todo el interrogatorio así que nos toca investigar por nuestra cuenta.

Bien, sabemos que en su familia, García-Ramirez, algo emparentada con la realeza y los grandes hombres de Pamplona, hay una larga tradición de anticuarios, de historiadores de y compra venta de arte, quizás su alias tenga que ver con algo relacionado con esto. Abrigaos muchachos, y registrar el paseo a ver que podemos encontrar.