Efectivamente, bajo aquella antigua pila bautismal… no había absolutamente nada. Nada, salvo dos monedas; una antigua Peseta de los tiempos de Alfonso XIII y otra el doble de grande, de oro y que resplandecía intimidante con un enigmático dragón esculpido y amenazante.
Esto nos desveló dos cosas. La primera de ellas, que la leyenda del Dorado seguramente fuera cierta y la segunda, que este lugar fue uno de los emplazamientos del tesoro y que alguien en las primeras décadas del siglo XX lo había robado o cambiado de lugar…
Estas dos averiguaciones hicieron que indagáramos en los archivos de la biblioteca de San Sebastián y descubriéramos que, en una de las restauraciones del templo, cierto arquitecto se llevara de la zona un extraño cofre.
Sabemos también que por la misma época este hombre trabajó reformando el mercado de la brecha y que allí se vio por ultima vez este extraño arcón antiguo. Este fue uno de sus últimos encargos… Inacabado, por cierto, ya que el edificio ardió hasta los cimientos mientras él se encontraba trabajando dentro… ¿tal vez debido a la maldición del oro del Dorado?
Después el cofre desapareció sin dejar rastro. Quien sabe, lo más probable es que durante las labores de extinción alguien lo encontrara y se lo llevara, pero, ¿quién? y sobre todo ¿en qué año? Quizás algo, algún recuerdo o inscripción en esta zona pueda darnos la respuesta.
_ _ _ _
*La clave debe ir escrita toda en minúsculas y sin acento